
El valor de la gamificación en la búsqueda de objetivos en la empresa.
A la hora de perseguir las metas de una empresa, ya sean comerciales, de gestión del cambio, formación o evaluaciones de calidad, contamos con unas valiosas aliadas que contribuirán tanto a la adecuada comprensión de lo exigido, como a la medición e incentivación de los resultados: las técnicas de gamificación.
Este tipo de dinámicas, que incluso los más veteranos ya tenemos más que asimiladas gracias a las primeras máquinas de marcianos, el Tetris o incluso aquellos increíbles pinball en los que había que cumplir misiones para avanzar en la partida, nos han acostumbrado a superar niveles, pasar pantallas, revisar marcadores de resultados, rankings y demás utilidades propias del juego. Ni que decir tiene que para los millennials o la generación Z, estas mecánicas forman parte de su vida de forma tan natural como el respirar.
Pues bien, cientos de ejemplos de casos de éxito han demostrado su utilidad más allá de nuestros ratos de ocio y se hacen especialmente válidas a la hora de medir, evaluar, comparar y premiar variables de muy distinta naturaleza dentro de nuestro ámbito profesional. Según comentábamos, la gamificación nos ayudará a mostrar con claridad los objetivos, en un contexto de comunicación atractivo, intuitivo y concreto, así como a comunicar la evolución personal o de equipo, la posición con respecto al resto de participantes y, por último, los resultados conseguidos al finalizar el periodo de evaluación. Y claro está, en su caso, la posibilidad de acceso a premios para incentivar los mejores desempeños.
Así, un programa de incentivación basado en técnicas de gamificación contará con al menos los siguientes elementos:
- Una base de datos de participantes, con las segmentaciones que sean precisas.
- Definición de las variables a medir, el punto de partida y los objetivos perseguidos.
- Una herramienta donde mostrar la información a los participantes, específicamente una web o App en la que detallar la información necesaria y establecer “la competición”.
- Un plan de comunicación personalizado mediante el cual mantener la tensión e informar sobre actualizaciones en las mecánicas o resultados. Para ello contamos con emails, SMS, notificaciones, alertas, etc.
- En su caso, una selección de incentivos para premiar a aquellos que alcancen los objetivos del programa, ofreciendo, si es posible, la posibilidad de que los usuarios elijan su regalo entre distintas opciones. Las Tarjetas Regalo digitales nos podrán ayudar en este sentido, con logísticas baratas, sencillas y eficientes.
En conclusión, dejemos que avatares, retos, quiz, encuestas, aceleradores, etc. entren en nuestros planes de formación, permitiendo a nuestros empleados demostrar quién sabe más sobre nuestros productos; o nos ayuden a medir el desempeño comercial de nuestra red comercial o canal de distribución, compitiendo “ferozmente” por un puesto en la próxima convención o viaje de incentivos en función de sus esfuerzos durante el ejercicio.
Ah, eso sí, aconsejamos rodearse de especialistas que contribuyan en la definición de las mecánicas en base a objetivos, niveles de esfuerzo, segmentación de participantes y mucha, mucha creatividad y dinamismo en la definición formal del programa y su plan de comunicación.